lunes, 5 de noviembre de 2007

LA COLUMNA DE VALLEJO...LUNES 5 NOV

Martín Vallejo González
A casi tres meses de haber tomado las riendas de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, Ramsés Arce Fierro no ha demostrado la capacidad y la experiencia que le presumen quienes lo promueven de un tiempo para acá.
El largo y espigado funcionario que utiliza “madrinas” como escoltas y no policías municipales, sigue operando la corporación con la misma cadena de mando que los panistas le heredaron a Raúl Guadalupe Chávez Acosta, quien no movió un solo dedo para mejorar las cosas y limpiar la podredumbre que recibió.
De no actuar y seguir esperando que las cosas se den por sí solas y no con acciones firmes y contundentes de su parte, Arce Fierro estaría arando su pronta salida del gabinete de Ernesto Gándara Camou, quien por cierto no ha logrado armar un equipo que convenza, tal vez por las imposiciones de su vecino.
Si en verdad quiere evitar ser arrastrado por la ola de corrupción que impera en la institución que ahora dirige, Arce Fierro debe iniciar a la brevedad el movimiento de los mandos medios y de todo aquel oficial que no este dando resultados a favor de los hermosillense, pero debe abstenerse de importar policías de Nogales y Cajeme, algunos de ellos con antecedentes no propios de un representante de la Ley.
La policía local cuanta en la actualidad con suficiente equipo y armamento para dar la pelea a la delincuencia organizada y desorganizada, pero ha faltado manejo operativo, el que por cierto sigue en manos de recomendados e improvisados que ya demostraron no estar a la altura de la responsabilidad conferida por quienes los impusieron por encima de los intereses de la comunidad en general.
Arce Fierro sabe que con la seguridad de los hermosillenses no se debe jugar y mucho menos experimentar, por lo que debe poner especial cuidado en el rediseñó de los sectores y evaluar la conveniencia de mantener operando y creando grupo que nada tiene que ver con la tarea primordial de la Policía Preventiva, la cual es la de vigilar, prevenir y proteger.
La investigación de delitos ya consumados debe ser dejada en manos de la Policía Estatal Investigadora, y Arce Fierro enfocarse en la labor preventiva y no hacer funciones que no le corresponden y que le son prohibidas por la Ley, como el organizar piñatas escolares, tarea que bien podría recaer en un payaso.
En lugar de buscar delincuentes mientras los estatales investigadores duermen en sus casas con las patrullas en las cocheras, no poca de ellas utilizadas por los mañosos como taxis, los municipales deben estar orientados a evitar que se cometan delitos y brindar seguridad en las diferentes colonias.
En las tareas de vigilancia y protección, bien serviría los agentes que cuidan la casa de Chávez Acosta, ubicada en la cerrada San Pablo, y la del subjefe Jesús Amarillas Méndez, localizada en la colonia Villa Colonial, quien por cierto sigue cobrando con jefe de seguridad del estadio “Héctor Espino”, para lo cual utiliza como testaferro a uno de sus amigos.
De igual forma, Amarilla Méndez hace uso de personal a su mando en la vigilancia del estadio cada vez que los Naranjeros juegan en casa, no importándole sacar de las calles a los pocos policías con los que se cuenta.
Lo que esta haciendo se lo prohíbe la Ley 255 de Seguridad Pública Municipal, misma que Amarillas Méndez y Arce Fierro se la pasan por entre las piernas, utilizando los recursos públicos para tareas privadas, lo que es una reverenda leperada.
Agentes de la Policía Preventiva y Tránsito Municipal son utilizados como cuida carros y borrachos en los estacionamientos del estadio, situación que Amarillas Méndez asegura que es del conocimiento del alcalde Ernesto Gándara Camou, lo que en verdad no creemos.
Arce Fierro, quien más que jefe policiaco parece maniquí de Liverpool, ya que en lugar del uniforme utiliza costosas prendas de marca, con lo que deja entrever que se avergüenza de la indumentaria policiaca, no es cuidadoso al colocar en puestos de mando a persona que trajo de Nogales y Cajeme, entre ellos al actual jefe del Departamento de Vehículos Robados y al encargado de las mal llamadas Unidades de Apoyo, ya que podría salir raspado.
Quien también hace uso de personal a su mando para tareas privadas, es Saúl Torres Millán, titular del Sistema Estatal Penitenciario y propietario de una papelería ubicada en el fraccionamiento Villa Bonita.
Para dar protección a su comercio, Torres Millán utiliza a custodios que tanta falta hacen en los Ceresos, los que en ocasiones la tienen que hacer hasta de mandaderos de su esposa.
La papelería se localiza en bulevar Villa Bonita y Quintero Arce, donde por fuera se puede observar un vehículo oficial con personas provistas de costosos radios Matra.
Seguramente, Francisco Figueroa Souquet, flamante secretario ejecutivo de la Secretaria de Seguridad Pública Estatal, desconoce la travesura de Torres Millán.
Donde tampoco se ven resultados es por rumbo de la Policía Estatal de Seguridad Publica (PESP), cuyos elementos han dado magnifico resultado en el cuidado de pachangas y en las demostraciones circense en escuelas públicas y privadas, misma en las que utilizan perros entrenados en la detección de explosivos y drogas, animales que ponen a brincar tablitas y ha empujar pelotitas con el hocico.
Es mucho el dinero que se ha gastado en esa corporación y muy pobres los resultados obtenidos desde su creación, situación que debe ser corregida.
Luego de la masacre de sicarios por rumbo de Arizpe, y los operativos implementados en las cabalgatas y la pasada reunión de gobernadores en Puerto Peñasco, es poco lo que se puede hablar de la PESP que dirige Juan Manuel Pavón Félix, quien anteriormente dirigió el grupo Goes y Jaguares de la Procuraduría General de Justicia del Estado, ambos ya desaparecidos.
Por otra parte, arrecian las campañas negras contra el senador panista Guillermo Padres Elías, misma que han rayado en el insulto.
Los ataques son del tamaño del miedo que se le tiene a la posibilidad de que alcance la candidatura panista al gobierno del estado, ya que su posicionamiento esta por encima de los precandidatos de los demás partidos politicos, incluido el PRI, institución que Ernesto De Lucas Hopkins ha convertido en defensoría de oficio de la administración estatal.
La presentación de las “memomentiras” por parte del júnior, lo reveló como uno más de los que gustan escupir para arriba a sabiendas de que se puede mojar con su propia saliva, ya que señala que Padres Elías utilizó recursos de ayuntamiento panistas en la pasada cabalgata, cuando es del dominio público que los dineros del erario sonorense se despilfarran en la llamada tradición sonorense.
Es bueno que De Lucas Hopkins se preocupe por el uso correcto del dinero de los contribuyentes, pero no debe rayar en el cinismo al ver la paja en el ojo ajeno cuando se tiene una viga atravesada.
En lugar de andarse enredando en pleitos de adultos, el llamado Pato De Lucas debería velar por el oportuno pago de la nomina de los trabajadores del PRI, quienes cada día de raya viven un vía crucis para que les paguen.